Efectivamente ella no era normal, quizás nadie se daba cuenta, ni siquiera sus más cercanos podrían notar lo que para ella era difícil de comprender.
Las personas que se le acercaban podían sentir como la alegría fluía en sus venas y llenaba su interior, todos, incluso las personas sumidas en la más profunda depresión eran capaces de salir a flote con solo pasar un tiempo con ella.
Hubiese podido hacer cualquier cosa en este mundo para entregar felicidad, talvez a un precio demasiado alto, incluso para ella. Se sumía cada día en un mundo irreal con la esperanza de algún día no tener que hacerlo, pero cada día este era más profundo y costaba más huir de las tristezas ajenas, entregar su felicidad a cambio de las penas del resto nunca es fácil, pero ella lo quiso así.
Cada cierto tiempo tenía que desahogarse, pero las personas que recibían este preciado tesoro, una vez obtenido se iban y para entonces estaba sola, una triste música y un frío intenso siempre eran su única compañía.
Pobre triste y solitaria niña, hace mucho ella también tuvo su felicidad, solo que la única persona que fue amada por ella huyo llevándosela consigo hacia su muerte. Decidió entregar su felicidad restante y convertir la sonrisa de los demás en su única razón para vivir y sonreír.
De todos modos no duro mucho, ahora ella esta bajo tierra. La hallaron colgada en su pieza, luego de dos meses desde la muerte de su hijo.
