Tan solo cuando sus ojos cambiaron fue cuando lo descubrí.
Una más de aquellas conversaciones en las que dedicábamos nuestro tiempo a dañarnos mutuamente sin intención de hacerlo, aparentábamos estar completamente de acuerdo con eso, y aún así algo nos incitaba a seguir. Cuando los temas del pasado siguen en el presente y están dispuestos a abarcar el futuro también, es cuando uno descubre la importancia de pensar dos veces lo que se hace en el presente, para que cuando pase a ser parte del pasado procure llenarse de polvo e irse al olvido y así poder vivir pensado en el futuro, en vez de seguir anclado permanentemente en el pasado.
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